La ciudad de los grandes bancos y el nivel de vida más elevado
Zurich (Suiza): reflejo de calidad de vida

Bancos reflejados en el lago, relojes que se sumergen en el tiempo, tiendas europeas que brotan en el foso de agua de la fortaleza, grandes avenidas que discurren junto al río, zonas artesanas empapadas de historia, calidad de vida envidiada más allá de los océanos, red de tranvías que nadan por la superficie, y museos que inundan la ciudad. Eso es Zurich: esencia de agua.
 

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Cómo llegar
La primera impresión al llegar a esta moderna urbe suiza ubicada a orillas del lago que lleva su nombre es que es una ciudad viva y fascinante que deslumbra por su vida comercial, bancaria, cultural, nocturna y de ocio, entremezclada con una tela de araña de tranvías, lo que la ha llevado a ser galardonada en dos ocasiones como la ciudad que ofrece la mejor calidad de vida. Aunque en un principio pueden asustar los precios, buscando se encuentran ofertas de billetes de avión y hoteles asequibles.
Los vuelos desde Madrid son dos horas y dejan en un moderno aeropuerto, desde donde bajando una planta se puede coger un tren totalmente accesible hasta el centro de la ciudad, que está integrado en la red de tranvías. Una vez en el hotel elegido, comienzan los recorridos. En las marquesinas de las paradas del tranvía hay unas pequeñas máquinas en las que se puede adquirir un bono para viajes ilimitados durante 24 horas.

Los tranvías, accesibles, llevan a todos los rincones de la ciudad. Las líneas están perfectamente indicadas en la mayoría de las paradas, incluso con tiempo de espera exacto y símbolo de accesibilidad del próximo convoy de cada línea. Hay vagones específicos para sillas o carros de bebé claramente señalizados. No es necesario pasar el tique por ninguna máquina, pero sí llevarlo, pues las multas por no hacerlo son considerables. Es buena idea comenzar eligiendo una línea y recorrer la ciudad, para hacerse una idea de qué visitar.

Una de estas líneas de tranvía va hasta la parte alta de la ciudad, donde se sitúa el edificio de la Universidad. Desde los jardines o incluso desde el interior se aprecian unas vistas hermosas del valle. La Universidad, abierta a todos, es un complejo que data de 1911-1914, aunque la Universidad fue fundada en 1833. Es la mayor de Suiza, además de un importante centro de investigación y educación superior. Es totalmente accesible, tiene un servicio muy bien adaptado. También tiene cafetería con muy buenos precios. Incluso, si se lleva la propia comida, hay mesas donde cualquiera puede sentarse a comer, por lo que es un sitio cómodo para visitar y hacer un alto en el recorrido turístico. Está abierta los días laborables, también sábados.

Desde la primera planta hay unas vistas impresionantes de Zurich, del valle y de los Alpes.La ciudad tiene una zona junto al lago y el río bastante llana, con perfecta accesibilidad para personas con movilidad reducida. En la zona antigua, las calles son de adoquinado y con alguna pendiente. En la margen izquierda del río están las calles peatonales junto a Grossmünster, una iglesia de estilo románico cuyas torres dominan la ciudad y que se han convertido en un símbolo de la misma. Su visita es gratuita y una de sus torres es visitable pagando (no accesible).

Desde esta iglesia en dirección a la plaza Central, hay una larga calle peatonal en la que se encuentra la zona de recuerdos, bares y restaurantes (muchos de comida rápida). En alguno de ellos es posible tomar un vino caliente (muy gratificante para entrar en calor), con aromas especiales, algo curioso para probar y a precios módicos. Por esta zona cada calle esconde un rincón en el que disfrutar de sus fachadas, sus iglesias, sus vistas, sus relojes en las torres... Uno de los más famosos es el de la iglesia de san Pedro, con casi nueve metros de diámetro.


La avenida Limmatquai, junto al río Limmat, está bordeada por casas gremiales transformadas  en restaurantes.

Al otro lado del río Limmat, enfrente de plaza Central (verdadero cruce de líneas de tranvías) está la antigua estación de tren, reconvertida en mercadillo con tiendas fijas en los laterales y montones de puestos alineados en calles en los que encontrar todo tipo de recuerdos, comidas, bebidas o joyas. A pocos pasos está la moderna estación con trenes hacia todas las direcciones (incluido el aeropuerto).

 La visita a esta zona hay que tomársela con paciencia, sobre todo, en fechas turísticas, debido a la enorme aglomeración de visitantes. Justo al lado de la estación se encuentra el edificio del Museo Nacional de Suiza, que merece la pena simplemente verlo en su exterior, por su llamativa torre, sus escudos y estandartes o sus matacanes (es un edificio del siglo XIX con estructuras modernas a imitación de un castillo medieval).

Desde la estación del tren sale, en dirección al lago, la avenida de compras más elegante de Suiza, y prácticamente de Europa, Bahnhofstrasse. La lujosa calle, que discurre de norte a sur junto al lago, se construyó sobre lo que en su día era el foso de agua junto a la antigua fortaleza que defendía Zurich. Reservada solo a peatones y tranvías, es el verdadero corazón de la actividad comercial de Zurich. Está plagada de impresionantes sedes centrales de los grandes bancos suizos, lujosas y elegantes tiendas elitistas (muy apropiadas para aprovechar y comprarse un reloj suizo)o exquisitos restaurantes. En fechas navideñas, en una de las calles transversales, se puede disfrutar de los elementos que configuran estas fiestas: un enorme árbol de Navidad "decorado" con un grupo de niños casi como estatuas del coro central de Zurich, que deleita a los visitantes en las gélidas tardes con canciones navideñas.

También enormes cajas de regalos o un tiovivo manual. Todo esto ante la mirada de cientos de personas que abarrotan esta famosa avenida totalmente peatonal con aceras, comercios, restaurantes y bancos accesibles. La Bahnhofstrasse desemboca en la Paradeplatz donde está la imponente sede central del Banco Creditt Suisse.

Otro lugar para pasear es la ribera del río, junto al que suelen colocarse puestos de comidas y bebidas típicas del país. A su vez es normal encontrarse a familias interpretando melodías tradicionales con sus instrumentos.

Siguiendo el curso del río llegamos a su desembocadura en el lago, en cuyas inmediaciones está el edificio de la Ópera, delante de una enorme explanada y junto a un paseo que sigue la ribera del agua. En la orilla opuesta está el muelle desde donde subirse en un barco que lleva a dar un paseo a la vez que se disfruta de un café, un chocolate o una comida.

Un buen hotel para hospedarse es el Sorell Hotel Seefeld, en la calle Seefeldstasse. El acceso debe hacerse por la parte de cafetería. Su interior cuenta con accesibilidad total, tiene habitaciones adaptadas, amplias, con dos zonas de estancia y con un baño bastante bien preparado. En la planta de la cafetería, junto a recepción hay un baño adaptado unisex, (es el de señoras). Desde allí, con el tranvía número dos a pocos metros, se llega al centro de la ciudad en escasos minutos. En sus proximidades a unos minutos a pie, se encuentra el jardín botánico en el que alejarse un rato del bullicio del centro (hay parada de bus, 33 o 77).

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