Visita al desierto de las Bardenas Reales (Navarra), dormir en una cueva y alguna sorpresa más
Pisar un paisaje lunar en silla de ruedas y dormir en una cueva natural es posible en Valtierra, al sur de Navarra.
Aquí, hace 38 millones de años, por la presión de la elevación de los Pirineos y la Cordillera Ibérica, la cuenca del Ebro se hundió y se fue rellenando de los materiales, fundamentalmente areniscas, que caían durante el Terciario y el Cuaternario. Con el paso de los años, la erosión creó unas formas caprichosas en las Bardenas Reales, que nos transportan a áridos paisajes lunares.
En el siglo XIX proliferó en la zona el uso de cuevas por la población más humilde, que con picos, palas y reblandeciendo el terreno con agua, excavaba las paredes en busca de un sitio donde alojarse. La temperatura constante, 19º-21º, en invierno y verano, hizo que estos agujeros en las montañas sirvieran hasta los años 60 como casas a muchos lugareños. La falta de salubridad, no tenían ni luz ni agua corriente, propició entonces la construcción de viviendas sociales y el paulatino abandono de las cuevas.
Treinta años después, una decena de ellas fueron rehabilitadas con todo lujo de detalles como alojamiento rural, en lo que hoy es un complejo denominado “Las Bardeneras” compuesto por ocho cuevas convertidas en atractivos apartamentos, y una novena con servicio de bar-cafetería, que lleva funcionando desde 2002 y que ya ha conseguido numerosos premios a la calidad turística.
Como novedad, desde este año, el complejo cuenta con una cueva, La Perdiz, con capacidad para cinco o seis personas, totalmente accesible para personas con movilidad reducida, y con baño adaptado. Tanto el aseo como la cocina, y la zona de estar son terreno ganado con nueva construcción. Los dormitorios, bastante amplios, están “incrustados” bajo la tierra lo que hace que la temperatura en todas las instancias se mantenga constante en los 19 grados durante todo el año. Esta cueva-apartamento, está ubicada en la parte izquierda del complejo, separada unos metros del resto lo que le da un toque de intimidad. En la entrada hay una zona con mesa y sillas donde podemos brindar con los afamados vinos navarros de la zona a la luz de la luna.
Lo primero que se debe hacer es subir a la ermita Virgen del Yugo donde hay un aparcamiento reservado y dos miradores accesibles que ofrecen una imagen global del Parque.
En el Parque Natural hay un recorrido por rutas señalizadas de unos 28 km que da toda la vuelta a la zona y que se hace con comodidad con nuestro propio coche.
En el complejo de las cuevas de turismo rural organizan visitas guiadas en vehículos 4x4 al Parque Natural. Como estos todoterreno no están adaptados para usuarios de silla de ruedas, es buena idea ir detrás con nuestro propio coche.
Durante el recorrido se hacen varias paradas en las que no hay problema de accesibilidad para recorrer los paisajes lunares por nuestros propios medios.
De viaje por esa zona no podemos dejar de visitar una bodega.
Una totalmente accesible y que además está en medio de unos viñedos impresionantes es la de Pago de Araiz, ubicada en dirección Olite, a unos 25 kilómetros de La Bardenera. Es una bodega vanguardista de la familia Masaveu que ocupa 14.000 metros cuadrados y elabora vinos rosados y tintos.
Otra visita interesante es a un monasterio. Uno accesible y representativo del Císter románico es el de La Oliva, construido en los siglos XII y XIII. Además de recorrer el claustro, la iglesia, la sala capital y los jardines, podemos deleitarnos con el canto gregoriano de los monjes o comprar vino y dulces hechos por ellos.