Viendo la ciudad desde las alturas y luego pasear 

Si hay una ciudad con ensueño en Europa y accesible, esa es París. Divisarla a más de 200 metros de altura en silla de ruedas es posible. A sus dos torres más emblemáticas, la de Eiffel y la de Montparnasse, podemos subir sin problema. Aunque en la de Eiffel nos tenemos que conformar con ascender solo al segundo piso que está a 115 metros de altura, las vistas de toda la ciudad desde aquí son tan espectaculares que no nos las debemos perder.
 

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Los más de seis millones de visitantes que recibe la torre Eiffel al año hacen de este monumento el más visitado del mundo, por lo que las colas para poder acceder suelen superar las dos horas. El personal que vigila y controla acompaña a los usuarios en silla de ruedas evitando así el tiempo de espera. El billete para subir en ascensor a la segunda planta, tanto para el usuario de silla de ruedas como su acompañante, es de precio reducido. Una vez a 115 metros de altura, podemos dar una vuelta entera e ir observando los monumentos más emblemáticos de París. Desde aquí, los visitantes que no van en silla de ruedas, pueden subir, después de hacer grandes colas, por unas escaleras hasta el ascensor que lleva la parte más alta de la torre. 
Algunas curiosidades sobre la torre Eiffel 
El arquitecto Gustave Eiffel presentó el proyecto de su torre a Barcelona para la exposición universal que se celebró en la ciudad condal en 1888, pero fue rechazada. Finalmente, tras muchas reticencias, fue aceptada en París y se construyó para la exposición universal en 1889, conmemorativa del centenario de la Revolución Francesa. Se inauguró el 31 de marzo de 1889 con la condición de que se tenía que desarmar y retirar antes de 1909, aunque desde ese momento se convirtió en un icono de París y ya ha recibido más de 200 millones de visitantes.

En su construcción trabajaron 200 obreros que ensamblaron 1.800 piezas y 2,5 millones de remaches, la mitad de ellos de seguridad. Su altura es de 324 metros con la antena de radio que tiene en su cima, aunque en un principio estaba diseñada para medir 350 metros, pero los parisinos se negaban a tener una "mole de hierro" en su ciudad y se acordó construirla un poco más baja. Precisamente la antena de 24 metros instalada en 1900 por la Armada francesa en su cima es lo que la salvó de ser derruida, al encontrarle un uso así a la torre.

Actualmente está iluminada por 352 proyectores, además de 20.000 ampollas de las que 800 son centelleantes. Todas las noches a cada hora en punto se encienden cinco minutos sus luces centelleantes dando una imagen única al monumento. Los expertos dicen que puede medir hasta 18 centímetros más en verano que en invierno debido al efecto de dilatación que el calor producen en el gran amasijo de hierros.
Desde la segunda planta de la torre se divisan los Inválidos, el río Sena con los bateaux-mouches, el Palacio de Justicia, la basílica del Sagrado Corazón, el Ayuntamiento, los Champs de Mars, el Trocadero, la catedral de Notre Dame, el Arco del Triunfo o la torre de Montparnasse, entre otros.

La torre de  Montparnasse
Y la torre de Montparnasse es nuestra siguiente visita. Está situada en la Avenue du Maine, junto a la estación de tren que lleva su nombre. Para llegar hay varios transportes accesibles, tren o autobús, con los que se puede enlazar con los modernos tranvías dependiendo de qué parte de la ciudad se parta. Los billetes para estos transportes se compran en los estancos o en cualquier estación de metro. Compensa comprar un abono de 10 billetes "+1", que permiten transbordos ilimitados durante una hora y media, lo que nos permite ir a cualquier sitio. En la parada del bus hay señalizaciones de las líneas accesibles, pero todos los buses tienen rampa, por lo que el único problema puede surgir si la calle es demasiado estrecha o hay coches aparcados y el bus no se puede acercar demasiado a la acera.

Una vez en la torre se sube hasta el piso 56 en menos de un minuto y estaremos a 210 metros del suelo de la ciudad. Se puede recorrer toda la parte interior y rodear la torre observando París hacia los cuatro puntos cardinales. Desde aquí tendremos la mejor vista del cementerio sur de París, una necrópolis de 19 hectáreas con más de 1.200 árboles donde se han enterrado más de 200.000 personas desde que se abrió en julio de 1824. El cementerio sur de París, conocido como el de Montparnasse, está sobre unos terrenos de unos religiosos que, en su día, instalaron un molino que todavía existe hoy. Desde la torre de Montparnasse, el primer edificio de oficinas que se construyó en el centro de París y que está situado junto a las galerías Lafayette, no hay edificio emblemático de París que se nos resista.

Una vez en "tierra", toca pasear por París y disfrutar de todo lo que hemos visto desde el "cielo". Hay muchos sitios para visitar, lo mejor es diseñar un recorrido y movernos en los autobuses, que nos llevarán por toda la ciudad. No podemos dejar de ir hasta la Isla de Francia, verdadero corazón histórico de la ciudad, donde encontraremos Notre Dame, la Santa Capilla, la Conserjería o el Palacio de Justicia. Los Campos Elíseos, con el Arco del Triunfo en un extremo, y el Gran Palais y el Petit Palais, además del Palacio del Elíseo, sede del presidente de la República, el Obelisco Luxor, el Museo del Louvre, otra joya incluso por fuera, las iglesias de la Magdalena o los Inválidos, los muchos puentes que atraviesan el Sena, junto a los que podremos encontrar mercadillos de libros o cuadros. Pasear por los jardines de Luxemburgo y otros rincones que seguro que no defraudan a nadie. Y todo lo que se pueda uno imaginar en la ciudad de la luz, de la que se vuelve enamorado una y otra vez.

Un sitio con encanto es Montmatre -barrio de los pintores-. Situado en una colina está formado por un laberinto de callejuelas, algunas empinadas, llenas de bares bohemios donde tomar una cerveza o un café. Para subir a la parte alta hay 197 escalones que se salvan con un funicular que llega hasta la basílica del Sagrado Corazón, siempre rodeada de turistas y pintores.

Y nadie puede irse de París sin recorrer el Sena a bordo de uno de los bateaux-mouches. Son barcos accesibles donde dar un paseo al atardecer es una experiencia impactante. Un recorrido en bateau-mouche nos ofrece una imagen especial de 23 lugares o monumentos de París, a ras del río Sena.

Para ir a París se pueden elegir diversos transportes. Si vas en vehículo particular, en las autopistas de Francia, donde el límite es de 130 km por hora, 110 si hay lluvia, hay numerosas zonas de descanso con aseos accesibles, incluso duchas, muy bien señalizadas desde la vía. Al llegar a París hay que tener en cuenta que el aparcamiento en el centro de la ciudad es bastante difícil. Tanto en los lugares emblemáticos como en cualquier calle hay lugares reservados para "handicapées", en los que es necesario tener la tarjeta europea, de nada valen otro tipo de señalizaciones. También en los parkings públicos, que hay por toda la ciudad, hay espacios reservados. En los barrios periféricos son mucho más económicos que en el centro.

Si se viaja en avión hay tres aeropuertos a los que se puede llegar: París-Charles de Gaulle, el principal de Francia situado a 28 km; París-Orly, siutado en el sur a 16 km de la capital; y París Beauvais, un aeropuerto pequeñito situado a 80 km de París, donde suelen aterrizar los vuelos de bajo coste. Desde los aeropuertos hasta el hotel hay diferentes transportes: autobús, tren, taxi y "shuttles", que son vehículos contratados generalmente de antemano, hasta el propio hotel. En el de Beauvais hay una lanzadera por 16 € por persona que nos llevará hasta Porte Maillot en París. Es bastante recomendable optar por los "shuttles", ya que tienen un precio asequible, nos esperarán en el aeropuerto y nos dejarán en el hotel en el que nos alojemos.

 También es posible ir en tren a París en silla de ruedas, pero el tren accesible y preparado solo sale desde Girona, lo que nos obligará a buscar otro transporte hasta esta capital catalana desde nuestro punto de partida. Es un tren hotel que viaja por la noche, está perfectamente preparado con aseos y compartimentos especiales.

Para alojarse en París es práctico elegir un aparthotel, ya que los precios de restauración son elevados. Nosotros optamos por alojarnos en el Adagio Aparthotel París XV, un aparthotel cómodo ubicado cerca de la Puerta de Versalles, junto a la parada de la línea 2 del moderno tranvía, y con precios muy atractivos. En la planta baja, cerca del ascensor, tiene una habitación adaptada con un baño amplio. La entrada y salida es por la puerta de emergencias, situada junto a la principal, ya que esta tiene dos escalones. 

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